Casa M surge como un refugio diseñado para disfrutar y convivir con la naturaleza en cada rincón. Ubicada en un predio de 118 m2, la vivienda se desarrolla en dos niveles bajo un lenguaje sobrio y contemporáneo, donde la simplicidad espacial y la pureza material definen su carácter.
En planta baja, la sala de estar se abre hacia un patio lateral, generando una transición fluida entre interior y exterior. Este espacio funciona como una extensión natural del área social, potenciando la relación visual y sensorial con el entorno.
Al ascender, una biblioteca recibe al usuario y se convierte en un espacio de contemplación y pausa. Desde ahí, una terraza guía hacia la recámara principal, ofreciendo vistas privilegiadas y destacando la volumetría de la fachada.
Con una paleta de elementos y acabados minimalistas, Casa M se consolida como un proyecto que responde a las necesidades de descanso y confort, privilegiando la funcionalidad y la armonía con la naturaleza. Su arquitectura ejemplifica la simplicidad como valor estético y la eficiencia espacial como principio de diseño.
